Secuencias simples II

Había amanecido pero no me apetecía, así que me volví a dormir. Sin recordar nada de ningún sueño, (parecía que la imaginación quedaba toda para el consciente) me desperté horas más tardes en el sofá con el día gris perla. 
Y sin dejar de pensar en mi idiotez me hice el café. Me preocupaba, me preocupaba volver a ser más idiota todavía. 
El cigarro y el café, escribir y no dejar de pensar, que no me llevaba a ningún sitio, pero ahí estaba, pensando y pensando y volviendo a repensar. 
Porque sentir me quemaba la sangre o me enfriaba las manos y cuanto más pensaba más sola me sentía. 
Así que intentando dejar de hacer tanto una cosa como la otra, me centré en los que haceres domésticos sin hacer ninguno. 
Había llegado al colmo de la idiotez y no sabía como salir de allí, entonces intenté hacerme una promesa con cuidado, con mucho cuidado y no la puse en ningún sitio. 
Solo me la guarde para que fuera mía del todo. 

Y empecé a escribir otra vez....

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