Había dejado de leer la novela en un punto y coma, aquello no era propio de mí.
Su mano en mi vientre, fue su mano en mi vientre.
Tuvimos una bronca.
Yo me fui a leer y él a beberse el güisqui.
Coincidimos en la cama.
Su mano en mi vientre y cerré la novela y dejé caer el libro al suelo.
Nos miramos.
Nos miramos las pupilas, el iris y las pestañas.
Sucedió, el beso, la sonrisa y las paces.
A la mañana siguiente.
Él volvió al güisqui y yo al punto y la coma.

La paz


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