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Hoy me he puesto un anillo en el pulgar, no suelo hacerlo pero hoy después de ayer que fue el primer día lo he vuelto hacer. 

No es de oro, no me gusta el oro y aunque tengo algunas cosas nunca, casi nunca me las pongo. Me pasa lo mismo con los taconazos, que aunque estiran mis piernas hasta casi el infinito, siento que si tengo que salir corriendo me voy a partir una pierna o a descalzarme y clavarme algo.

No es que tenga que buscarle sentido a todo, es sólo que hay algunas cosas que me llaman la atención, incluso esas que hago a veces. 
Sólo es que me gusta sorprenderme y no saber todo el rato que voy hacer, o pensar o sentir porque eso todo el rato y sin parar es aburrido, muy aburrido.
Y porque sé que después de los años que me conozco, la rutina me mata, tan despacio y tan bien que cuando me he dado cuenta mi vida a girado del todo, y ahora tengo cuidado de que eso no me ocurra, girar la vida del todo es....
Digamos, que necesitas mucha energía de la cabeza y luego el cuerpo se te queda muy cansado y más tarde te tienes que recuperar. Así pues si estás pendiente, no tienes que girar nada del todo y rotas al compás de lo que quieres y te sientes bien. Es muy sencillo si lo tienes claro y estás pendiente. 
Ahora lo puedo hacer, estar pendiente, antes no podía pero ahora sí.

El gato,  está en el alfeizar de la ventana otra vez, a veces me entra el miedo de que se caiga y le regaño, otras indiferencia, qué si cae son los designios de la naturaleza, y que no me va a dar más pena que cuando se murió mi padre. Es que me molesta cuando me muerde y mucho más cuando se sube a mis piernas según escribo. Pero como le quiero siempre estoy pendiente, aunque no se note.
El otro día estuvo más de una hora castigado en el descansillo de la escalera, cuando se enteró mi hijo me regaño y con razón. Yo me callé porque no encontraba argumento suficiente, y sobretodo porque le tendría que haber explicado cosas de moléculas, miradas, encuentros, hipnosis, y más cosas que no tienen importancia ninguna comparadas con un gato; pero no alcanzará entender hasta que le llegue el momento o peor aún, quizá nunca.
Jo, en el libro que me estoy leyendo un tipo raja a los gatos, los parte por la mitad, les saca el corazón y se lo come aún caliente porque tiene que hacer una flauta especial, menos mal que otro tipo que habla con los gatos lo ha matado.

Creo que llevo, mucho tiempo escribiendo, lo sé porque no me entran las ganas de parar, a veces pillo carrerilla y me da lo mismo, que me salgan metáforas o absurdas consecuencias de mi cabeza, empiezo y no puedo parar.
Me pregunto si se puede escribir sin vivir fuera de las letras, seguro que no. Seguro que se te acabaría la imaginación. 
No es exactamente eso...es...vamos que si no necesitaras ni comer, ni defecar, ni mear, ni follar, ni nada de nada...cuando tiempo serías capaz de escribir con lo vivido hasta ahora...voy a pensarlo, y así dejo de escribir.

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