Corpusmetría.

Tostadas, café y el tacón de estar por casa en balanceo continuo.
La cama vacía y arrugada, las ojeras de la visión nocturna y las incógnitas.
Un nombre con apellidos, mi rendición y su palabra.
Aquella plenitud que sentía debía localizarla.
Escuchaba sus gestos, su sonrisa, sus miradas, sus ligeros toques revolucionando su dermis y epidermis, sus ternuras, agasajos, palabras, caricias, roces...el roce blanco de su agua tras la rendición febril del cuerpo.
Aquél sentimiento absoluto de plenitud de lo que se ama por encima de las razones de las lógicas aplastantes...eso era su quiebro, su repiqueteo, su querencia. Ese desubicarse del mundo buscando el reflejo en sus pupilas...eso es
néctar existencial.




El día gris, 
la toma de la conciencia, 
la sonrisa cierta, 
el escaso tramo que cierra el círculo, 
el ritmo de lo que me supone el trazo.
Geometría perfecta.
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.