Sin programar.

Se me va a fragmentar el cerebro en mil cachos, el corazón se me va a salir por la boca porque lo tengo en mi garganta, intento ocuparme para desocuparme, no analizo nada porque estoy hasta las gónadas neuronales de hacerlo, suspiro...
Me subo a las alturas para buscar mi divinidad pero se me sale por los poros y me la suda,  la existencia.
Ruedo por lo cotidiano, simplifico de tal modo que...
(...)
y ahora...
Ahora me siento bien, porque en los todos se basa la teoría de nuestras cuerdas, esas que nos vibran los interiores y nos engrasa los engranajes.
(...)
Nunca me siento tan derrotada como cuando te siento y no estás. Cuando intento vencer el temblor de manos y secar las lágrimas de mis ojos, cuando el hueco de tu espacio se apodera de mí, cuando las sonrisas se quedan mudas ante tanta injusticia vital, cuando los ojos no me alcanzan, cuando sé que transcurra lo que transcurra tú siempre estarás conmigo, cuando el susto supera al shock, cuando echarte de menos no es sólo eso, sino mucho más...
(...)
No quiero escribir más la teoría de algunas cosas, ni intentar buscar la vibración de los insensibles, ni rezumar prepucios que suman imaginaciones a las letras para así limpiar sus manos, no quiero un mundo ideal porque sé que no existe, no quiero descubrirme pensando lo que soy, porque soy, lo que siento, no quiero enemigos porque nunca me los trabajé, ni comentarios mediocres porque me lo impide mi divinidad, no quiero seguidores, ni seguidos.

Sólo quiero poder ser yo misma en el reflejo de tus pupilas porque es lo único que me hace libre.

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