Prensados.

Yo quería dormir un año completo pero eso era imposible y al despertar que todo tuviera sentido pero eso también era imposible.
Refuerzo mis neuronas con el poder de mis sonrisas. Nacen recuerdos que nunca murieron y asumo mi parte de culpa. Palabras que fueron un todo y ahora tornan  erosionadas y sin sentido. Los momentos históricos son pasados que cambian los grados de las personas. 
Y cuando ese pensamiento me vino como si tal cosa, ya no quise dormir un año ni despertar para que todo tuviera sentido. No hacía falta.
Y es que renuncio a los corrosivos, obsesivos y oxidados. No son mi penitencia, sólo efluvios lejanos de una realidad.

Y mientras en una realidad estéril.
Una rubia se sentaba encima de un billar, posaba enseñando las tetas al chico de la camiseta con bandera sureña del la USA. Pero es más divertido mirar a la morenita que con su pedo bailaba al ritmo del Rock del garito y sonríe sin parar. Era como si hubiéramos llegado a un mundo extraterrestre. Nada, tenía que ver con nosotras. Estábamos ajenas a tanta circunstancia fuera de nuestro de mundo.
La anécdota morbosa y sexual de una circunstancia de la prehistoria, nos hizo llorar de la risa. Hablar de ciertas cosas con plena libertad de expresión. Está al alcance de muy pocas personas.

Y mientras en una realidad fértil con olor a infinito y más allá de todo precedente. Hay unos ojos asombrosos dónde puedo mirar sin temor a caerme. Donde la verdad no tiene palabras porque la mentira no existe.


(La mejor forma de meditar no es con un cigarro en la mano y el pensamiento de porque prejuzgamos a la personas sin conocerlas. Asumir los defectos ajenos siempre me deja pensando en los míos propios. La vulgaridad del asunto lo deja sin importancia, es algo mediocre y vulgar, no merece mas atención. Es tan humano como el respirar.
Pero me pregunto sin ánimo de ofensa, cuando echamos la culpa a alguien de un algo.¿Dónde queda la nuestra?).


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