El lenguaje de los ciertos.

Por cada una de tus manifestaciones, otra mía
...y así será hasta que el tiempo de los inciertos muera.


El tipo era guapo de los míos. Moreno con porte, ritmo y acento. 
Qué cansancio...
Al otro lado la niña de las tetas grandes. Imposible que mis glándulas mamarias ganaran a aquellas dos masas de carne perfectamente colocadas debajo de la camiseta.
Necesitaba una conversación interesante y ganas...

De camino a casa con las ventanillas bajadas y la música muy alta veía como se fugaban las luces en las fachadas de los edificios de cristal...pura poesía.
Justo en ese momento mi cerebro,  supongo que vapuleado por mi corazón. Me habló.
La ciudad oscura de repente, tomó vida. 
Todo se concentró. 
Todo se fundió, todo fue reducido a la verdad más absoluta. 

Desperté. 
Un dolor de cabeza me estaba atravesando la cabeza de sien a sien. Me levanté, me duché, tomé mi café y fumé el cigarro de acompañamiento.
Al salir a la calle, mi cerebro, supongo que vapuleado por mi corazón. Me volvió hablar.

Nunca debería haber dudado. 
El precio de mi palabras eres tú y mi castigo...


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