.3

Te recuerdo cada segundo que te olvido cuando dejaste de ser conjetura y eres acierto...



Entre las letras, me siento en el sofá. Apoyo los pies en el canto de la mesa y me centro en la lectura hasta que me meto muy dentro. Media hora, calculo. Hago una pausa,  Miro al vacío, respiro, sigo leyendo, sin música; en silencio. 

Me hago cargo de la narración y con las palabras me imagino el ambiente y la circunstancia. Me siento en las esquinas de las páginas sin caerme, estoy dentro de la novela como observadora, sin poder tocar, ni hablar a los personajes.
No existe este momento, lo gasto en leer (...) 
Hago otra pausa, me levanto, voy a la cocina y bebo un vaso de agua entero. Me lío un cigarro y sigo leyendo mientras fumo.
(...)
Apago el cigarro, cierro el libro y marco la página con una tarjeta de publicidad de una librería que me dieron estando contigo. Lo dejo sobre la mesa, miro hacía la ventana. Tengo mucha luz pero no entra ni un solo rayo de sol.

...Y en menos de lo que son segundos. 
Surges con naturalidad, sin esfuerzo, sin intención, 
me fascinas los argumentos, dominas mi causa más noble, reafirmas mi tendencia natural, mi base y mi fundamento, te respiro,     
voy al escritorio y te escribo.

   
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.