Los ojos de María.

Mientras el sol calentaba su cuerpo y pelaba las patatas en el patio trasero de la casa, se puso a pensar en todas aquellas historias de mujeres maltratadas.
El miedo, la sumisión, las lágrimas, los golpes...
Al comprar el pan en la mañana, la panadera una vez más, atendía con un chichón en la frente y un arañazo en el cuello. 
No podía soportar la tristeza de aquellos ojos. La miraba fijamente mientras pedía la hogaza de siempre y rogaba que en vez de decir un euro dijera. Ayúdame. 
Pagó, dijo: "Mañana estoy aquí de nuevo, María" y se marchó con lágrimas en los ojos.
Al volver Matías que cómo siempre estaba enfrascado en su que hacer diario de "La novela de los tiempos fugaces" se percató de su infinita tristeza. 
Sonrisa de mi pupilas ¿Qué te sucede? 
Luz pensó que aquél hombre al que adoraba y cambiaba cada uno de sus vacíos en llenos, había perdido el don de la palabra con tanto afán de poesía. Y que si le contaba el sucedido, más que ayuda, hubiera visto inspiración en el pesar de la historia.
- Nada, sigue a lo tuyo. Un pajarillo apareció muerto en la alberca.
- Mujer, tu sensibilidad me enloquece.     
Matías beso su frente y volvió al delirio sus letras. 
Luz se fue al patio a redimir los pensamientos entre monda y monda y el olor de los calderos que se fugaban de la cocina.

La noche relevó al día sin más intención que el pasar del tiempo y sin recuerdo alguno de los ojos de María. 

A la mañana siguiente mientras caminaba de nuevo hacía la panadería, pensó en la muchacha,  pero ni ese día, ni ningún otro después, pudo comprar más hogazas.
En la puerta colgaba un cartel.

CERRADO POR DEFUNCIÓN.

Y nunca olvidó los ojos tristes de María.





Pasen y elijan:
http://www.aranjuez.ws/canciones-contra-la-violencia-de-genero-vt10835.html



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