No es ni pena profunda, ni dolor soterrado, es esa sensación de incomprensión absoluta.
Porque no alcanzo a entender.
La situación.
Poder dormir para no morir por dentro.
No contar las horas en segundos.
Busco sin intención ni ganas.
La terrible indiferencia entre sumar un día o restarlo.
El punto exacto para no tenerte en mi cabeza.
La sensatez en medio de la locura que me supone la soledad natural de meterme en mi cama y que no estés.
La bondad de las causas nobles.
La apetencia de escribir para que sepas que estoy y continuo estando.
Busco.
Expresar lo que no puedo decir y me apetece gritar.
Qué las manos se me enfrían y el borde de mis pestañas se llenan de estalactitas.
Qué la sonrisa está cuando te pienso.
Qué siempre será aquello que queramos ser.
Qué nunca amor lo escribí con tantas ganas...