Reseca resaca

Si la paz del mundo empieza por uno mismo, dejaré de llevarme la contraria porque no puedo estar enfadada por estar enamorada, pero eso de que el cerebro se me haga migas cuando no estás porque el corazón se me encoje, no me gusta nada.
Y tampoco me voy a enfadar porque mi deseo sexual se haya quedado reducido a tu miembro masculino cuando antes tenía la libertad del libre albedrío.
Y mucho menos por el hecho de que.
El rectángulo en blanco del hueco de mi redactar se me queda pequeño para expresar la intensidad de la luz de tu mirada y todo el conjunto de cosas que me haces sentir/pensar/reflexionar.

Y es que por muy grande que sea mi mundo, yo sólo veo una parte y tú me muestras otro.
Y supongo que ahí está la magia. En la perspectiva diferente de los pareceres y en saber que del blanco al negro siempre está el gris.

Esto es una carta de amor de profundo y cerebrado y lo demás que escriba los tonos de los rosas y lo demás la lujuria del amor y lo demás a saber...
Te quiero 
Y que se enteren ocho u ochocientos mil no tiene la mínima importancia porque a mi sólo me importa que te enteres tú.
Y no quiero ni imagen ni música para adornar mis palabras. Sólo que las leas. 



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