Ellos.

Era de noche de cerrada, los pasos en la tierra abrían encuentros con las palabras. Tranquilas y serenas paseaban por sus labios...buceaban por su demencia sin miedo a que les robasen los sueños, era su realidad hecha piel con ojos brillantes. 
Sus piernas cruzadas, la calma de los sentidos, la paz del sonido, el ritmo pausado y exacto. 
Le miraba desde abajo, atenta y precisa y sin quererse perder ni siquiera la  suave variante de su aire al respirar, mientras la pausa clavaba sus pupilas.
Eran un mar en calma y con la brisa de sus labios se acariciaban el perfil empírico de las sumas de sus sustancias. 
En un mirador de tiempo inmóvil y en un espacio impregnado de azúcar en polvo. 

Rozaban la perfección, de los encajes de los bolillos, del embrujo, de la química perfecta. 
Todo precedente era inexistente, toda presunción diminuta, toda conjetura limitada.
Aquello era regenerar en presente continuo.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.