Comicono.

Cristal traslúcido de noches eternas. Oscuridad cruenta de una única verdad
Ese era su mensaje. Pusiera las palabras que pusiera ese era su mensaje. 
Me estaba desgastando la existencia tanta mierda oscura.

Mi tetas con ese sujetador de cuero azul quedaban de puta madre y mi culo más erguido con el "short". La automática en mis cachas  me daba autoridad y el brillo de mis ojos pura simpatía.
El abrigo negro no era necesario, mi piel de plástico no dejaba pasar ni un solo grado de temperatura ni para arriba ni para abajo. Todo siempre bajo control. Pero me daba un toque elegante.

Hoy la misión era igual que todas. Matar bichos raros. Si se podía salvar el espíritu humano mejor.  Miré por el cristal de la ventana.
Escribía en papiros de piel con la punta de sus uñas varios renglones a la vez, de forma que al terminar siempre tenía un párrafo. Mojaba sus uñas en un cuenco repujado con corcheas y pentagramas, era un liquido espeso de aspecto y ligero de consistencia. Rojo, espantosamente rojo.
Este pobre no tiene salvación, pensé. 
Su pelo era negro como el carbón y su piel blanca como la leche. Su espalda eterna. 
Puse un dedo en el cristal y crujió haciéndose añicos en segundos.
Se giro muy muy despacio. Dilató el tiempo o lo hice yo, apenas puedo recordarlo. 
Sus pupilas rogaban clemencia, las mías indiferencia. 
Le encañonaba directamente al centro exacto del seso. ¡¡Baaaaaaaaaang!! 
Por fin tenía tercer ojo, ahora sólo podía esperar...











Letra.
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