Tenía una batidora clavada en la cabeza con las aspas dale que te pego entre el arte de la seducción y el arte de la sodomía.
Tumbarse y sosegarse era lo que tenía que hacer. Precisamente por eso no lo hacía. Era la rebeldía mas absurda que se había conocido.
Estaba enfadada, profundamente enfadada. Si tuviera el don de los mil dioses cogería el mundo con las dos manos y lo estrujaría....
Verde amarillo limón. Rojo sangre oscura y azul marino chorreando por sus antebrazos. Uhmmmmm...delicioso...

Todo de repente se había convertido en necesidad. Esa que se convertiría en paz cuando tardase cero coma segundos en sonreír y respirar profundo.
Hambre, sed, dinero...mierda concentrada envasada al vacío.
Su amor se podía convertir en furia...una devastadora y cruel. ¡¡Joder!!  tenía que tener cuidado, mucho cuidado...
¡Tú! ¿Quién cojones eres?, ¡Tú! vete a la mierda, ¡Tú! eres imbécil, ¡Tú, mereces morir sin más...!

Se despertó justo a las doce en punto.
Música, alcohol y gilipollas queriendo follar sin poder admitirlo. Así estaba el patio. Y ella mientras dale que te pego, bla,bla,bla....pasteleros, llenos de sonrisas, luz y armónicos...y es que la encantaba sonreír, más que comerse el mundo con los colmillos.

Nah...Se tumbo en el sofá, se puso música y empezó a sonreír como una tonta... ♫ te quiero a morir...♫
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