La breve historia de una condena..

A lo largo de los años he descubierto lo mentirosas que son las personas con sus emociones, como las manipulan y retuercen para luego dar clases de circunstancias.
A día de hoy sé que pocas personas merecen la pena.
Pero para aquellas que merecen...yo siempre soy.

Nunca hubo error, quizá reacción. Definir el halo de los filamentos a veces es demasiado complicado y es que sentir no tiene nombre.
Punto y coma de amor sería un apodo ideal para la nomenclatura de mi condena. Te quiero tanto en presente del subjuntivo que no necesito conjugarte.
Te voy a trasplantar el cerebro con semillas de cosas bonitas y a regar con los chorros de mi fluido, hacerte crecer sin principio ni final. Si mis caderas te bailan corales yo no tengo la culpa...

...y que viva el poder de la fuerza...


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