Efímera realidad (Silencio IV)

Me incomodaba esa postura. Estaban demasiado cerca. Tan cerca que seguro que no se distinguían los gestos. ¿Se besaban?




Se levantó.

Ella lloraba.
No entendía nada.
Después una tormenta de causas y efectos me calló encima.
Yo le miraba los ojos, fijamente y le preguntaba porque me atacaba.
No entendía nada.

Me vestí. No podía salir. Estaba encerrada.

Me duché, empecé a leer el libro por el capítulo de Franco. Curiosidad, que estilo más bueno. Aquí sí dice que era un dictador.
Sonó el móvil, en cinco minutos voy. Todavía escuchaba su respiración en mi cuello, colgué casi a la par que dije. Ok.
Abrió la puerta, no me miraba a los ojos, no me besó al irse. Simplemente me dejó, salir.
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