Inspiración hiperactiva.

Esta vez abrió los ojos sin llamamientos de ningún tipo, qué maravilla pensó, estás durmiendo y de repente te despiertas sin más...
Llevaba desde ayer tocándose la frente y sin ponerse el termómetro convencida de que tenía fiebre sin tenerla.

Había tenido una sesión de realidad con una de sus amiga en una terraza, nada de libros, ni de política, ni de exposiciones, ni de...Joder, en la tele. Hablaban de los hechos acontecidos, cada una los suyos..
Todo lo contrario al otro día. 
Una sentada en la taza de un baño y la otra en el suelo hablando de la metafísica,  con un pedo de los buenos. No era patético era pura poesía existencial.
Lo sé porque las horas restantes estaba toda entera Zen. Las drogas en su justa medida es lo que tienen. La dije, según me lo contaba. Y además es que hablar con uno mismo todo el rato es un auténtico coñazo, añadí.
Ella me miró con absoluta indiferencia y creo que estuvo a punto de decir. No seas gilipollas.
Yo esperaba que siguiese hablando, pero me ignoro y se marchó y entonces la absoluta indiferencia fue mía. Se me levantaron los hombros a la vez y dije con voz. ¡¡Pues vale...!!

Miré la hora, era pronto todavía. No sonaría el móvil, todavía no. 
Y empecé a mirar a los personajes de aquél insólito circo con otra perspectiva...quizá, así, las inspiraciones fueran distintas.
La muela me estaba crujiendo y deje de pensar imaginando.
Tenía que encontrar trabajo ya de ya, esa debía ser mi única y principal meta. Esa y aquellos malditos papeles que se acumulaban en la estantería.
Pensar sólo con el corazón era tan malo como pensar solo con la cabeza. 
Y creo que en ese momento fue cuando me levanté y me fui.
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