La mente me regala un pensamiento, las ventanas de Johari, que parece el título de una película de animé.
Pues no, nada que ver y me voy al doce de febrero del dos mil ocho.
Y aparecen personajes de ficción tan reales que sonrío.
De todas las cosas del ayer...siempre hay algo de lo que poder sacar partido, siempre hay algo...
Era mi jodida prolongación, era como todo lo quise ser. Así me sentía.
Diferente a cualquier otra cosa que hubiera o hubiera sentido antes.
Después de suceder aquello nunca he vuelto a sentirme igual y quizá por eso mi empeño de buscar sensaciones intensas, fuertes...
Pienso en las palabras sin voz y lo bonito del roce de unos labios.

Somos simples píxeles sensibles a la emoción. Eres el píxel de mi arco iris invertido.