Qué ésto no sea insomnio y sólo sea una interrupción del sueño, no puede carecer de importancia.
En cuatro, casi tres horas me levanto y me molesta.
Tanto una cosa como la otra.
Y empeñada en vuelta y enrolle bajo el edredón me he encontrado un recuerdo, de tantos, entre tantos que tengo.
Tanto de unas cosas cómo de las otras.
Y no es que viva de recuerdos, porque no seducen, ni embaucan, ni protegen, sólo se recuerdan.
Y me caigo en los futuros
Quedémonos en el presente.
El caso es que tengo falta de sueño y muchas ganas de dormir por pura precaución, intuición y empuje. Y los pies desnudos en el suelo me protegen de las hadas, que ni me llevan, ni me traen, ni me recogen. Son las zorras incautas, estas horas de las hadas y las cosas.
Un auténtico parón del tiempo que espacio tengo, y espacio me sobra.