Tercera persona del singular.

Un día puede ser un parque de atracciones o el recurrente del tiempo.
A veces sólo depende de nosotros elegir.

   Hoy he decidido que empiezo un nuevo cliclo vital o algo así...suena tan bien que no puedo dejar de sonreír, eso que algunos molesta tanto. Sonreír porque sí a pesar de, sobre todo a pesar de.


Y dejo ésto antes que se evapore:

La chica de los leotardos de piel agregó sensaciones nuevas a su cabeza más todas aquellas que ya se sabía...buscó lo que siempre quiso encontrar y nunca soñó encontraría.
Rectó (de recta) por la causa de lo cotidiano que cercenó las grandes ilusiones de su vida y entonces decidió romper las causas por el bien de los motivos y evolucionó.

La chica de los leotardos de piel tenía el afán del aprendizaje en el conocimiento absoluto de los sentidos porque llenaban los exponenciales de sus neuronas,  las ganas vitales de la existencia eran su respirar.
La chica de los leotardos de piel y ojos profundos era una estrafalaria de los sentidos, y la gustaba vivir en un estado de ánimo peculiar y diferente porque si no se aburría.
Cuando la encontré sin querer me dijo:
Soy tan persona que no puedo dejar de reír si me pienso despacio y sonreír si lo hago deprisa.
Me apunto los diarios para no dejar de hacerme gracia nunca y quitarme importancia.
Me gusta hacer el tonto y pensar demasiado.
Me gusta como soy y ya no me lamento de no haber sido.
No soy un carro de combate, no soy la carne de un deseo, no soy la masturbación cotidiana de nada ni de nadie porque sólo soy porque siempre fui. 
Una persona.   
No me gustan los cotidianos de nada ni las rutinas del desánimo porque me ahogan la existencia, me marchitan y me matan.
Ni pretendo escribir bien y ni hacer de un blog la fama insatisfecha de la soledad más absoluta.
Me gusta mirar de frente, subir los bancos por respirar un poco más arriba, callar escuchando y hablar sonriendo.

La chica de los leotardos de piel y mirada profunda se fue de la mano de un tipo tan raro  como ella y al alejarse se volvió sonriente como siempre para decirme y ahora sé feliz.



   A veces aparece sin saludar.
Ella.
Esa que siempre fui.

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