Ejercicio literario

Me duelen los pies.
Levanto la cabeza timidamente. Es por mis gafas, caen levemente por la curvatura porque no es línea recta, de mi nariz.
Las volutas de mi cigarro cruzan con su psicodelía la pantalla en blanco que escribe letras en negro para luego invertir los colores.
Acerco la silla, a lo que yo llamo escritorio, con un golpe de culo, mas bien de caderas. 
Mis piernas están también sobre la silla, es lo que yo llamo postura del loro no sé el por qué. Es como si estuviera aciguatada a la silla. Mas bien a la pantalla.
Miro mi teclado. Iba a poner "el" en vez de "mi". Pero es que sólo lo utilizo yo.
Está de ceniza desde la "a" a la "z". Me da vergüenza poner un foto.
Una lata de un refresco, un paquete vacio de Lucky Strike sin filtro, otro lleno, tres mecheros, un anillo, un cenicero, dos altavoces, una cámara web, un bote de tabaco de liar vacío, unas instrucciones de un zoom, un librillo de papel de fumar, un ratón que no utilizo y una pinza del pelo, más  el ratón inalámbrico, adornan los alrededores.
Escribo muy despacio, parece, es como si hablara en morse.
La televisión está puesta pero ni la miro, ni me interesa. Mis cascos en mi orejas no emiten sonido alguno, si emitieran la palabra elegida hubiera sido oídos. 
Este ejercicio literario de intentar describir, me aburre, no me aporta absolutamente nada, ni emoción, ni sentimiento, ni ganas de seguir escribiendo. 
Es absurdo en si mismo. 
Porque no tiene ningún fin de seguimiento de escritura para continuar con el texto.
Yo creo que es lo más estúpido que he escrito nunca. 
Es absurdo en si mismo. ¿Entienden?

Apago la tele. 
Elijo que música escuchar. La primera canción de la lista. Me gusta. La pongo aquí y publicar entrada.
Es absurdo en si mismo. 
Porque para mí.
El escribir por escribir conlleva el añadido de querer expresar algo.
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