Las cartas agónicas. (Silencio I)

El cielo está rojo y azul.
Se acerca la noche y con ella sus lacayos...
Invento mi miedo para temerte siempre y no te lleves mis suspiros, mis sueños...
Tiemplo al pensarte frío y blanco como un cadáver. Furioso por el dolor del desafío de mi silencio.
Ruego a mis dioses para que no te alejen de mí y me pregunto ¿Por qué me dueles tanto? 
No entiendo el desafío de este desatino que me une a ti, qué es esta dulce agonía que embauca el sentido más común de todos, olvidarte por siempre...recordar por cada sueño roto un dolor profundo e intenso, recordar por cada palabra asesina, tus manos en mi cintura.

Todavía recuerdo el semblante de tu cara...qué locura más mundana, aquella que me llevo a volver a mirarme en tus ojos muertos, esos  que me llevaron el alma.


Pero tú sabes que entre tu boca y la mía no había espacios vacíos.
Era una eterna entrega por partes.
Y ahora sujeto mi calavera recubierta de piel en mis manos.

Te mentí como una bellaca. 
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