Qué pena que no estés porque me apetece mucho hablar contigo.

Del término medio o del equilibrio. No, no es de eso, es de la intensidad del azul, del poder del rojo púrpura y y del olor del mar. No, tampoco es eso. Es, es de las arrugas de los viejos, de la sonrisas de los niños y la terrible indiferencia que me produce hoy el dichoso Madrid-Barça. No, creo que de eso tampoco es. Quizá sea del por qué hacemos especiales a las personas que nunca lo deben ser, de por qué el silencio de la noche embauca los sentidos, del por qué hay personas que quitan y nunca dan...No, creo que de eso no es.

Creo que no quiero hablar de nada, sólo acurrucarme en ti.
Sí, claro que sí. Acurrucarme en ti.

Sonríe por favor.